BRESCA, EL GUARDIA SUIZO. NOVELA


Este año compré un libro. No suelo apenas comprar más de una docena al año ya que mi casa rebosa de obras que quizá ya no lea, bien porque cambiaron mis gustos o bien porque me equivoqué al elegirlos, pero también de decenas y decenas de grandes obras que sí merecen mi tiempo por su calidad e interés y esperan su momento sin necesitar que nuevas adquisiciones les hagan compañía.

En todo caso entre esa docena que compré en 2019 hay uno diferente : “Bresca”. Y lo es porque es una novela y es una novela de acción. El autor Rafael Hidalgo es un filosofo, lo que entiendo que significa que tiene una forma de vivir concreta: reflexiva e inquieta por lo humano y sus cosas, y tal como se es entiendo que se escribe. La novela, como las sirenas de la Odisea, me llamaba y no me arrepiento de haberla leído.

La historia que cuenta es de misterio e intriga, la pareja de protagonistas intenta evitar un atentado terrorista de impredecibles consecuencias. No sé si es una novela de género pero de serlo es algo más que de género. Hay lugares comunes que comparte con las novelas de acción y suspense: una historia romántica, un pasado turbulento del protagonista que lo hace misterioso, un amigo  que en momentos concretos proporciona ayuda o información facilitando que la trama fluya y una relación de pupilaje entre el veterano y el novato…..

En un correo electrónico Rafael Hidalgo me remarcaba el tratamiento de la paternidad de uno de los protagonistas como especial motivo de orgullo.  Y ese dato me hizo pensar. La novela cuenta una historia y la ambienta en un contexto de futuro cercano. Pero lo interesante, lo que trasciende la ficción para el lector que soy yo es el amor que se entrevera en la narración en dos direcciones: un irreductible amor de un padre a una hija, que barniza todos sus actos con un cierto tinte de amargura por la separación y la distancia, y un segundo amor, esta vez de una pareja joven, amor que nace cuando uno de los dos va a morir, y en ese crepúsculo sin mañana se enciende una luz breve pero real que calienta y reconforta. Es en esa intrahistoria dentro del caudal incesante de los acontecimientos que se narra donde apreciamos que el autor no es un mero escritor de bestsellers.

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