"La Profesora" es una película checa de 2016 que reflexiona sobre el abuso de poder y la corrupción en algo tan inocente como una docente en una clase de secundaria. Esta señora, del partido comunista cuando esto aun quería decir algo en la mitad del mundo, es amable, cortés y sobretodo es viuda. Una pobre viuda, sola en el mundo, que precisa de la ayuda de aquellos padres que por su trabajo y disposición pueden ayudarle en cosas tan inocentes como arreglar una lámpara, hacer un recado o cortar el pelo.
Imaginad un aula repleta de padres que han sido convocados para analizar lo que pasa. Algunos padres exponen su situación, otros (aquellos que sus hijos sacan excelentes notas) les recriminan que paguen con la profesora sus propios fracasos como padres, y la mayoría escucha y calla, porque es el silencio lo que da fuerzas a los abusones, ahora y siempre. Decía Ortega en los años 30 que la fuerza del fascismo es la debilidad de los demás.
Cuando la reunión de padres está acabando, con un apoyo mayoritario a la profesora, explícito por unos y, sobre todo, callado y avergonzado por la mayoría pero apoyo a fin de cuentas, alguien da un último dato: las notas de todos los alumnos de esa profesora son significativamente peores que la media en los exámenes estatales. Ese dato invalidaría incluso a aquellos alumnos que sacan ventajas de la situación; quizá sepan ese 5 % del temario que sale en el examen pero el resto de la materia ni lo estudian ni lo aprenden. Esa es la gran tragedia de la corrupción cuando es sistémica, incluso aquellos que se benefician de ella terminan degradándose y estando por debajo de si mismos.
En la Marbella de Jesús Gil, (una persona que fue jaleada votada y apoyada por una mayoría, votación tras votación) y donde la corrupción y degradación llegó al paroxismo, hasta que el Estado disolvió el ayuntamiento, los empleados llegaron a no cobrar durante meses y los barrenderos a no tener ni siquiera escobas para hacer su trabajo. Aquellos que por nepotismo habían conseguido un trabajo llegaban a no cobrar o simplemente tenían que vivir entre suciedad.