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Mostrando entradas de octubre, 2023

La cueva de Platón

Sonriente,  con voz meliflua y un tono educado en exceso, se despide de mí, con (mas)cara feliz, pero apenas sostenido sobre su andador, con el cuerpo, frágil y delicado , cada día más encorvado. Su mente sigue lúcida, funcionando a pleno ritmo mientras intenta procesar un mundo que ya no es el suyo.  Le sonrío y me despido, dejándolo solo en una casa que podría ser digna y apenas lo es. Por algún motivo me viene la imagen de una cueva oscura y lóbrega, aunque está llena de luz y mis pies ya no se pegan al suelo como antes; pero la decoración sigue siendo la misma: torres de papeles misteriosos, cuatro fotos de nietos que apenas conoce en un mueble destartalado, y una televisión siempre encendida emitiendo algún canal en abierto, de esos que no cuestan dinero ni precisan de internet.  Antes de irme me ha comentado que me iba a regalar 500.000 euros de una operación que finalmente no ha salido por una mano negra , pero que él lo arreglaría pronto; 500.000 euros, como quien dice 500.000

A proposito de Argelia: La Vaca una pelicula y Tierra de Hombres, un libro.

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  Mohamed Hamidi  es un director con doble nacionalidad argelina y francesa, en 2015 rodó La Vaca , una película que se puede ver en Prime y que me ha hecho reír  bastante.  El argumento es simple y lineal: un granjero argelino, enamorado de la cultura francesa y de su vaca, recibe una invitación para participar en un festival ganadero en Paris y ni ancho ni corto se monta con su vaca en el ferri a Marsella y emprende un viaje a pie desde Marsella a Paris. La película es simpática y amable, no exenta de inocencia e ingenuidad y rehúye lo espinoso y lo triste centrándose  en lo cordial y humano. Viéndola uno no puede dejar de pensar lo fácil que sería el mundo, si al margen de política y de religión, una persona pudiera coger su vaca montarse en un barco desembarcar en otro país y cruzarlo por un ideal; un mundo que una vez pudo ser posible y hoy no lo es. De hecho si un argelino intentara hacer algo así y entrar en territorio Schengen el pobre granjero se daría cuenta de que es deten

Las pequeñas faltas que se perdonan

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Cuando era pequeño en el semanario que venía con el periódico en la última pagina había siempre una entrevista casi telegráfica, como si un cuestionario de sí o no se tratara.  Las solía leer porque la respuestas podían ser ingeniosas precisamente por esa exigencia de brevedad (una confirmación de la frase de Churchill de  "si voy a hablar una hora lo preparo en diez minutos pero si voy a hablar diez minutos lo preparo durante una hora")   Con una excepción ya no recuerdo ni las preguntas ni la respuestas ni los entrevistados que semana tras semana gustaba yo de leer, la excepción es solo de la una pregunta y una respuesta que inmediatamente hice mía :"¿Cuál es la falta que más indulgencia le despierta?" preguntaba el periodista semana tras semana, y el entrevistado que me marcó respondió "las de ortografía" (Gracias Chema)