Figueras Pacheco fue un arqueólogo alicantino que hoy es más conocido por dar nombre a un instituto de educación secundaria. Como arqueólogo, y pese a ser ciego desde los 18 años, dirigió las excavaciones de un lugar conocido como el Tosal de Manises donde se ubican las ruinas de la antigua ciudad ibero romana de Lucentum, nombre que se puede rastrear en el actual de Alicante. Aunque dejó una obra extensa, se podría decir que sus excavaciones no están muy bien documentadas, si bien, afortunadamente, en época actual el yacimiento se ha reexcavado y puesto en valor, por nuevos profesionales con nuevos criterios.
Una de las cosas que me llamaron la atención cuando leí sobre Lucentum fue descubrir que al excavar recientemente habían encontrado grandes tinajas con todos los trozos de cerámica que Figueras Pacheco habia considerado demasiado poco interesantes para exponer en el museo local. Abreviando diré que todo lo que no era griego fue introducido en estas tinajas y vuelto a enterrar en el terreno y en la memoria. La imagen por tanto que se desprendía de los "descubrimientos" de la primera excavación no era la de una ciudad ibero romana sino una especie de pequeña colonia griega y púnica. Lucentum se "confirmaba" como la antigua Akra Leuka griega, fundada por el insigne Amilcar Barca padre de Anibal. Todavía hoy existe la duda, y Akra Leuka da nombre a numerosos rótulos de establecimiento, marcas comerciales y un equipo femenino de baloncesto.
En todo caso, al margen de la verdad, Figueras Pacheco con la mejor de las intenciones aplicaba a sus descubrimientos un evidente sesgo de confirmación. ¿Por qué me he acordado de Figueras Pacheco? Por algo tan peculiar como la Ley de Memoria Histórica y la excavación de fosas comunes.