D
D es un buen amigo, aunque nunca lo he visto ni he compartido con él un café ni un paseo, nunca he estado en su casa ni él en la mía. Quizá si nos cruzáramos por la calle no nos reconociéramos, y pasáramos de largo el uno del otro, aunque quizá en mi pensamiento y seguro que el suyo algo se preguntara de qué conozco yo esa cara. D no ha tenido suerte con las mujeres, no al menos si entendemos como suerte compartir una vida entera con una compañera y poder formar una familia. Sí ha tenido sin embargo la dicha del amor, de la variedad, y de la pasión. Conozco a D de cuando tuve facebook, hemos hablado en varias ocasiones por teléfono, y su voz está registrada en unos audios de guasap que nos hemos cruzado. Tengo la convicción y la certeza de que D es una buena persona, lo pienso por cómo habla, por lo que dice, por lo que cuenta, por lo que le ha pasado y por lo que espera de la vida. D fue militar, ahora trabaja en oficinas, habla idiomas, los enseña, ha viajado. Creo que hay algo en su