Memoria y Olvido
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En Alicante terminaron dos de las guerras civiles más cruentas de nuestra historia.
Una fue la de Sucesión a la Corona en el siglo XVIII en lo tocante al viejo Reino de Valencia. Los supervivientes pudieron elegir entre marchar a Barcelona para continuar la defensa de su causa o ir a Viena a refugiarse con su archiduque. Fue en cierta forma un final "honorable" para quienes perdieron una guerra cuyas secuelas unos aun se esfuerzan en perpetuar, con poco éxito, por un interés medio romántico medio identitario puesto que nada une más que un enemigo, especialmente si se dice que es de fuera ….
La otra fue la Guerra Civil Española de los años 1936-1939.
En el puerto de Alicante se congregó una multitud de personas, quince mil se calcula, buscando la huida en unos barcos que nunca llegaron. Gracias a la Mediación de México aquel puerto fue durante unas horas declarado zona internacional, y en sus muelles se vivieron escenas de auténtico terror para las que dantesco se convierte en un adjetivo demasiado suave por literario. Muchos se suicidaron, ante la mirada de una masa que vivió horas de autentico pavor como colofón a una guerra que llevaban tres años padeciendo.
Aquellos barcos de rescate contratados por el gobierno de la Segunda República, ya huido, nunca llegaron porque, no en vano, el acceso al puerto estaba vigilado por la marina de los que ganaron la guerra y la aviación nacionalsocialista alemana.
En el puerto, fondeado, se hallaba el Stanbrook un barco mercante británico con capacidad para 24 personas que debía haber trasportado un cargamento de naranjas y azafrán. Su capitán contraviniendo la orden expresa del propietario abrió el barco a todos cuantos cupieran. 2.638 personas marcharon en una embarcación con riesgo de hundirse hacía un destino incierto. Llegarían a Orán, donde serían ubicados en míseros campos de concentración, y serían usados como mano de obra gratuita.
Hoy casualmente me he acercado por el puerto y he visto que su busto ha cambiado de ubicación, y la placa que recuerda aquellos hechos no hace mención al nombre de Archibald Dickson. Aparece, eso sí, un recuadro rojo con el lema Memoria Democrática. Toda memoria es siempre selectiva pero cuando se adjetiva lo es aun más.
(El Stanbrook no fue el último buque en partir de la ciudad, pocas horas después lo haría el Marítima, un barco tres veces más grande con solo treinta refugiados en su interior, todos ellos lideres socialistas y sus familias; pero esa es otra historia que no interesa)
Vaya, me
ResponderEliminaralegro de
volverte a
leer, eso
eso, mano
dura con
los trolls.
ja ja ja... es que encima quieren decirme cómo escribir.
EliminarMuchas gracias por tu paso por mi blog y comentario sobre Margarita, gran mujer y excelente persona.
ResponderEliminarEl artículo narrado es muy bueno, una tía mía estuvo en el puerto despidiendo algún familiar y alguna pequeña historía me contó.
PD. Por lo que he podido comprobar, al parecer eres alicantino al igual que yo, si te apetece y lo consideras oportuno tengo otro blog de poemas que se llama retazosmios.com, hace un par de meses confeccioné y recité un poema a nuestra querida “millor terra del món” por si te apetece escucharlo.
Recibe un cordial saludo.
Me gustan los jardines si son sostenibles, no en vano vivo en el campo y la poesía creo que es el género literario más complejo para el autor y para el lector. Tienes toda mi admiración
EliminarDe los hechos pasados, se aprovecha el dar cuenta, siempre de forma interesada.
ResponderEliminarUn saludo.
La verdadera memoria es la individual y la colectiva solo cuando responde a impulsos de la gente y no de los políticos. Y es verdad que del pasado se intenta siempre arrimar el ascua a la sardina de cada cual, es lo que se llama sesgo de confirmación.
EliminarDesconocía estos hechos y me han parecido super interesantes.Saludos
ResponderEliminarInteresante es lo que tú escribes, lo mio solo lo intenta. Muchas gracias
EliminarMe ha sorprendido y conmovido tu narración.
ResponderEliminarViniendo de ti, me siento honrado. A veces hay quien me dice que me centro mucho en la historia del terruño propio, pero es que es la que, de alguna manera, conozco y yo creo que la historia del más pequeño de los rincones es la de todos, por lejana en el tiempo o la distancia que se encuentre dicho rincón.
EliminarOtra especie de Schindler. Y mira que soy pesimista con la especie humana. Encuentro tantas formas en que la imaginación se utiliza para generar algún horror que casi me olvido de estos pocos hombres buenos. Esa imagen del barco arriesgando el hundimiento para llegar hasta Orán es magnífica. Como toda la historia. Veo que apuestas por la libertad y también por la esperanza en nuestra especie. Un placer leerte como siempre, Joaquín.
ResponderEliminarHay personas capaces de lo peor y otras de lo mejor.. Muchas gracias por pasarte. Nos leemos
EliminarSiempre interesante leerte 👏🏼👏🏼
ResponderEliminarMuchas gracias Galilea
EliminarGracias, no sabía... Es muy interesante lo que escribes, todo.
ResponderEliminarSaludos, desde el aprendizaje...
Muchas gracias, Clarisa. Siempre aprendemos todos de todos
EliminarRealmente es triste eso de reescribir la historia a nuestro capricho, pero peor es no reconocer a quien se comportó como un caballero a riesgo de su vida. Excelente historia,digna de ser divulgada
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, no fue un final feliz pero pudo haber sido peor
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