Semana de pequeñas tragedias
Hay semanas malas y otras peores, es algo que no afecta al quién somos sino al cómo estamos, al estar y por tanto a nuestra circunstancia (circum stantia) y no al ser. Podríamos decir que esta semana pasada ha sido peculiar. Empezó con un llamada a la puerta y una persona, presurosa, nerviosa y angustiada que me explicaba con pocas palabras y mucha confusión que vivía en tal piso del mismo edificio y se habia dejado las llaves dentro y necesitaba para el autobús y poder recoger las llaves de casa de su suegra. Y me lo decía a la cara, sin saber que yo conozco a los de ese piso y no son precisamente del este de Europa. Es un timo como el de "papá envíame un bizum a este teléfono que es de un amigo, que he perdido el móvil y la cartera". Pero en este caso me miraba a los ojos, poniendo en la balanza mi sentido común y esa tendencia a empatizar que todos tenemos.
La segunda cosa es una llamada, del servicio de seguridad de mi banco preguntando expresamente por mi, y explicándome que alguien estaba intentado comprar un teléfono móvil con cargo a mi cuenta y tras confirmar conmigo que no era ni yo ni nadie autorizado quien intentaba comprar me aseguraba que esa operación quedaba a anulada, y como en las obras de teatro de Shakespeare en que tras un momento de tensión viene la calma y luego la verdadera tragedia, mi interlocutora, tan eficiente ella, me explicaba que estaba comprobando que se acababan de autorizar tres disposiciones de efectivo en cajero y que eso significaba que me habían clonado, no la tarjeta, sino la aplicación del móvil. Para retener esa disposición precisaba de mi que entrara en la aplicación mientras me iba guiando (uno se imagina una carrera contra reloj para evitar que mi dinero se extrajera de un cajero, algo así como ¿corto el cable rojo o el azul para que la bomba no estalle mientras la cuenta atrás continúa su camino hacia el cero?).
La persona con claro acento de "allende el mar" me estaba efectivamente guiando, mientras me habia reiterado dos veces que en ningún momento me iba a pedir datos confidenciales, para evitar la salida de fondos.
Sin embargo los pasos que pretendía que yo hiciera estaban claramente encaminados a autorizar un reintegro de dinero en cajero. Pienso que ¿Quién está familiarizado en estas operaciones de autorizar que desde un cajero se extraiga dinero? yo no, la verdad. Es una estafa muy común, de manual, pero lo doloroso era que había preguntado expresamente por mi, y sabía cual era mi banco, y se identificaba con nombre y apellidos. Evidentemente, puse fin a la llamada y cuando fui yo quien llamó a mi entidad no sabían nada de este tema. Ni qué decir tiene que he estado todo el fin de semana mirando el saldo de mi cuenta "por si acaso".
(Creo que no voy a volver al último lugar en que pagué con tarjeta, no sé porqué pero algo me da. Fue en una Pizzería en Valencia, la ciudad más espectacular que conozco.)
La guinda del pastel es que el sábado me puse a hacer una pirólisis del horno, algo que hago de vez en cuando, pero no me di cuenta de que el resto de algún ¿bizcocho? debía haber quedado abajo, y las llamas como en una chimenea a través del cristal de la puerta tenían algo de hipnótico. Afortunadamente corté la luz y la pirolisis se detuvo. ¿Habría ardido mi casa?
Comparto mi experiencia, las dos primeras al menos, para que sepáis qué hacer si os pasa, porque en los delitos la mayor parte de las veces no es la violencia o la coacción lo que usan los sinvergüenzas sino la confianza y la credulidad, de ahí la sensación de "vergüenza" que tienen muchas victimas y que las lleva a no denunciar o si lo hacen a recibir como respuesta consejos tan bienintencionados como inoportunos. A veces olvidamos que hay una lastrada guerra entre los malos y nosotros, y solo una delgada línea azul nos separa.
Como he dicho hay semanas malas, otras peores, y luego está esta en que he aprendido tres cosas y ninguna buena. Estas pequeñas tragedias biográficas, sin mayor trascendencia, solo afectan a nuestra circunstancia, pero recordaba Ortega que uno es uno y su circunstancia.
Lo de la mentira con la desfachatez de mirarte a los ojos es común, te dicen que tienen un familiar enfermo, que no son de aquí o cualquier excusa, pasan los meses o años y el familiar no se cura, no alcanzan aún el boleto de vuelta, etc.,
ResponderEliminarLo del banco igual, pero la app tiene un botón seguro que uso, el dinero no lo tengo disponible, lo tengo en un apartado desde donde lo viy sacando conforme lo necesite, o sea que saldo disponible hay un mínimo
Y lo del bizcocho, a tener cuidado con todo lo que tenga gas o electricidad, que te queremos sano y bien ; y ánimo, estas cosas pasan, no deberían, pero suceden.
Muchas gracias Maia por tu buenos deseos, nos leemos.
Eliminar¡Madre mía! Tremendo todo lo que nos cuentas. Lo de los timos está, me temo, a la orden del día. Da miedo usar la tarjeta, el móvil y todo.
ResponderEliminarY lo del horno, menudo susto. Besos y me alegro que hayas podido salir ileso. 😘😘
ja, ja ja.... la vida es un juego peligroso, no debemos vivir con miedo pero si tener precaución, lo peor fue el horno y sin embargo no pasó nada. Un besote
EliminarVaya semanita que has tenido chiquillo lo de los estafadores da mucha rabia que haya tanto sinvergüenza que quiera lucrarse a costa del trabajo ajeno, por lo que veo hay que tener mucho cuidado con estos amigos de lo ajeno. El otro caso has tenido mucha suerte pues te libraste de un fuego gracias a tu pronta reacción al cortar la electricidad. Cuídate y espero esta semana te vaya todo mejor.
ResponderEliminarGracias Charo por tus palabras, lo que me ha pasado me servirá para disfrutar más de los buenos momentos
EliminarLos timos son toda una especie de profesión hoy. Y no del horno, qué bueno que no pasó a mayores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, y sí fue afortunado que no pasara a mayores.
EliminarHola, gracias por pasarte por mi blog, y dejarme tu huella para traerme hasta aquí para descubrirte, parece interesante tu blog, voy a agregarte y a seguirte.
ResponderEliminarEs cierto que hay semanas malas, pero son las que en el fondo, nos enseñan a crecer, a espabilar. de los timadores, y de que hay gente sinverguenza. A tener OjO con ellos.
Un saludo.
Gracias por pasarte, ne gustó tu poema y por eso comenté. Un abrazo
EliminarMe ha parecido interesante hasta el punto de que no solo me anoto las amenazas. Estoy pensando más en gente como mi madre que suele ser más crédula con cosas que lee aquí o allá en el Facebook. Estafas como esta la harían caer.
ResponderEliminarQue tu hayas tenido todos esos ataques no parece casual. La inflación y la pobreza aumentan el grado de delincuencia y por tanto su sofisticación. Espero que esta semana, el resto, te vaya de lujo. Saludos
Pues gracias por el deseo Sergio, imagino que peor no me irá, hay que tomárselo con humor. siempre imaginamos que esto pasa a nuestras padres/abuelos/la señora del tercero pero cuando ves que te pasa a ti y que has estado a punto de picar no una sino dos veces aprendes humildad. No en vano son profesionales de lo suyo, y con cada intento, aunque no les salga bien, aprenden para el siguiente.
EliminarLo de las estafas debe estar al orden del día.. Un amigo le han intentado sacar dinero de la cuenta, estafa a través e Wallapop y se enteraba porque su banco le pedía autorización.. hay que andar con miles de ojos... y lo peor lo del honor.. menos mal que llegaste a tiempo..
ResponderEliminarCreo que es lo que dice Sergio, algo va desbocado y está incrementándose las pequeñas estafas, la mayoría seguro que ni se denuncian
Eliminarel año pasado, más o menos por estas fechas, me hicieron un phishing. me llegó un sms por la noche, había sido un día estresante, tenía la cabeza en otras cosas, me pilló con la guardia baja, y... menos mal que pude arreglarlo, con denuncia policial por medio. me pillaron de tonto una vez, pero no habrá una segunda.
ResponderEliminarlo del incendio que afortunadamente abortaste a tiempo, podía haber sido peor, vaya susto. a veces vienen rachas en las que no parece haber un minuto de paz...
Lo sabes lo que me alegro de que no lograrán engañarte, o más bien que consiguieras solucionarlo. A veces vivirlo en primera persona es la mejor "vacuna" para evitar males mayores. Nos leemos.
EliminarMe gustó eso de la etimología de la palabra "circunstancias"... la desconocía. Ahora bien Joaquín, lo que veo de tu semana es que, gracias a Dios, esto le pasó a un abogado y no a mí. En este último caso se hubiesen cansado de timarme. Soy de los que piensa que contratamos a los abogados para que piensen mal por uno. Eso exactamente fue lo que pasó, tu formación como jurista te ayudó a sortear todo esto. Y agradezco que lo divulgues para estar prevenido.Tranquilo que estamos vivos y sanos, y con eso llevamos un buen camino andado.
ResponderEliminarSer abogado no te impide ser objeto de estafas, pero haber visto cómo actúan si te sirve para reconocerlo cuando te pasa, eso es verdad; es aquello de más sabe el demonio por viejo que por demonio. De hecho hay un tipo de estafas que se le hacen a abogados jóvenes y suelen caer por desgracia, es la experiencia lo que ayuda no la profesión. Me alegro de verte por aquí
EliminarMuy cierto que hay días terribles. Me alegro que lo del horno se quedara en nada importante.
ResponderEliminarHay que tener mucho cuidado con los timos. Cada vez se extienden más y hay que estar muy alerta.
Un abrazo. Te deseo un buen mes de Septiembre.
Muchas gracias, te deseo también un buen septiembre.
Eliminar¡Vaya semana! Lo de los timos a través del móvil son una constante que todos, más o menos, vamos intentando salvar, visualmente es como una carrera de obstáculos de Mario Bros y la guinda del pastel el incidente del horno.
ResponderEliminarCuídate mucho, amigo. Mil besos.
Muchas gracias, me gusta esa imagen tan gráfica de la carrera de Mario Bros.
EliminarJajaja
ResponderEliminarYa veo que con el regreso a la "normalidad" ahora las estafas son precensiales, jajaja
Y de aquellas llamadas he tenido montones, que lo mejor es dejarlo cortar el teléfono a la primera.
Saludos
Je, je, lo anormal ya es parte de lo normal ¿no te parece?
EliminarHola! He llegado a ti de un blog a otro y me parece que tienes uno super sugerente, así que te he seguido. Te invito a que te pases por el mío, que trata sobre joyas literarias de editoriales pequeñas. https://granlibroeditorialchiquita.blogspot.com/ Lo he creado esta semana, así que todavía no tiene mucho contenido, pero prometo subir cosas verdaderamente interesantes. Siempre procuro comentar los nuevos posts de todos mis seguidores. Si te apetece nos leemos! Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Joaquín.
ResponderEliminarConfío en que esta semana que se cierra hoy haya transcurrido tranquila.
Por suerte supiste reaccionar ante esas situaciones.
Nuestra sociedad, de alguna manera, aprecia a esos “listos” que se aprovechan de los “tontos”. Dejando a un lado lo inaceptable de valorar a quien se aprovecha de la humanidad de otros, es preocupante el efecto que tiene el reconocerte como víctima de un “timador”: siembra en ti la desconfianza y hace que apoyes iniciativas que limitan el ejercicio de libertades.
Respecto a la incidencia con el horno, por suerte quedó en un susto.
Un abrazo, Joaquín.
Muchas gracias por tus palabras, efectivamente cunado sufres la delincuencia en tu carne te planteas cosas sorprendentes, ves con normalidad lo que de otra manera no verías
EliminarEl `primer caso que citas lo he vivido en breves momentos hace unos días de un tipo que me dio la mano, me contó una película que no tuve tiempo de procesar para acabar pidiendo dinero ¡para un taxi! La casualidad es que el tipo se parecía a alguien conocido y por un momento dudé y me entretuve por si mi memoria me tenía confundido, en cuanto a escucharle, pero al decirme lo de si le podía dejar ya corté con una excusa, que no llevaba nada encima o yo qué sé. Y cortó radicalmente y se alejó raudo. No le vi peligroso ni timador, más bien un deficitario. Incluso sigo pensando si no le conoceré de algo y es alguien con problema neurológico. Suelo ir muy advertido por la calle. Una vez intentó una moza de buen ver camelarme y tocándome el brazo y haciendo sugerencias iba buscando mi rfeloj. Como reacciono siempre ante que alguien desconocido me toque, y más si dice cosas que no me las creo ni necesito creerlas, por muy sugerente que sean, me escabullí; ve a saber si en las inmediaciones no había secuaces. Un tiempo después salió en la prensa que una banda asaltaba con el señuelo de proposiciones sugestivas a viandantes para hacerse con el reloj. Bueno, nada nuevo bajo el sol, pero adaptados a los tiempos. Lo de las redes y conexiones a banca es preocupante, pero lo mejor es entrar lo mínimo al trapo. Ignorar llamadas es lo que hago.
ResponderEliminarmenos mal que no llegaron a robarte, a veces veo el mundo como en los cuentos infantiles: lobos sanguinarios, ogros en la sombras, madrastras malvadas, manzanas envenenadas.... No iban tan desencaminados aquellos cuentos
EliminarVaya Joaquín, y todo en la misma semana, gracias por compartirlo. Me alegro del final de todas las historias.
ResponderEliminarHola, pues siento decirte que la estafa teléfonica se ha repetido ya tres veces, creo que el banco ha debido tener una fuga de datos brutal que oculta.
EliminarY luego me llaman exagerado cuando digo que hay mucha maldad y mucha gente mala en este mundo. Me alegro que todo quedara en un susto.
ResponderEliminarJa, ja, ja... pero ¿quién te llama exagerado? Vivimos en la selva llena de peligros, lo veo todos los días. Yo no veo abuelito cariñosos sino pederastas peligrosos. No veo enamorados por la calle sino futuras partes en juicios de maltrato. Esa delgada línea azul es más delgada que azul.
EliminarHola Joaquín. Parece que el asunto de las falsas llamadas del banco se han convertido en un mal común. Siempre es bueno mantener a las personas al tanto sobre esos temas. Hace de cerca de tres meses, en Facebook, me tope con una señora que estaba dejándole parte de sus datos a un tipo que a todas luces quería estafarla. Trate de avisarle, pero no me respondió. Alguien más logró detenerla. Feliz tarde/ noche. Soy Miguel de Panaceas y placebos algo hice que no me deja comentar desde mi cuenta.
ResponderEliminarGracias por comentar. Te honra lo que hiciste intentando ayudar a esa persona. Seguramente no lo agradeció por vergüenza. Un saludo
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