Los exámenes
Hace varios años, quizá décadas que no me examino de nada.
A veces hasta echo de menos aquellos exámenes orales en que contestabas preguntas varias, asignatura tras asignatura y que llenaban el mes de junio casi al completo, dando un sentido al curso y sobre todo un horizonte temporal tras el que esperaban las vacaciones y con ellas un cierto margen de holgazanería.
Quizá no sean los exámenes en si sino la esperanza de cerrar ciclos lo que añore.
Lo más parecido a un examen hoy día no son los juicios a los que semanalmente tengo que asistir, estos se parecen más a una competición deportiva, ganar no depende en todo caso del esfuerzo ni de la sabiduría pues aun perdiendo se puede uno estar satisfecho y aun ganando puede quedar un cierto regusto agridulce, Lo más parecido a aquellos exámenes en que te jugabas algo es pasar las malditas ITV del coche.
Echamos de menos lo que no podemos tener. En este caso, la juventud.
ResponderEliminarDe los exámenes prefiero recordar la parte aquella en que aprobaba; de la que suspendía prefiero no acordarme; ambas situaciones eran emocionantes, pero de emociones opuestas, y mucho más querida la euforia de aprobar, por supuesto (no aporto nada que no sepas, pero testifico)
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