COBARDIA DE LECTOR



Pienso que a ese lector que llevamos dentro lo define no sólo los libros que ha leído y los que quiere leer sino los que no quiere leer.


En mi caso hay libros que no quiero leer y de hecho he dejado inacabados o incluso en algún caso he borrado de mi libro electrónico. Entre ellos puedo recordar una ficción novelada de Pérez Andújar, escritor barcelonés que para mi fue una auténtica revelación, llamada "Catalanes Todos". 

"Los príncipes Valientes"  de Pérez Andújar y su "diccionario enciclopédico" está entre lo mejor escrito en castellano, pero Catalanes Todos es una novela que pretende desmitificar la resistencia catalana a Franco mostrando una caterva de personajes y situaciones que muestra un apoyo activo a Franco por quienes luego se pondrían la medalla del victimismo. 

Después de leer un tercio de la novela y ante una escena especialmente escatológica pensé que no tenía necesidad de seguir dedicando tiempo a aquello que no me interesaba.... 

De Cela también he leído y disfrutado varios libros, especialmente sus libros de viajes, donde narra con gracia, humor socarrón y una fina sensibilidad los paisajes que recorre pero nunca he tenido suerte con su ficción, especialmente con su primera novela "La Familia de Pascual Duarte": la compré, la empecé y la abandoné casi desde el principio, cuando el perro de caza sufre un lamentable percance.... "Tremedismo" bautizaron su estilo, añadir sangre a la sangre y barbarie a la barbarie.... No dudo de su fuerza renovadora pero personalmente el mal rato que me hizo pasar hace que más que rechazo guarde rencor a esta novela. 

El bolígrafo de Gel Verde fue una novela que tuvo sus diez minutos de gloria, recuerdo empezarla con curiosidad, con esa etiqueta de haber triunfado en el mundo de la autoedición, recuerdo, digo empezarla, y aun recuerdo más abandonarla ante el temor de que un personaje infantil le sucediera un accidente traumático...algo relacionado con unos niños jugando con ladrillos y tejas..... 

Me quedará la duda si la angustia que me suscitaba respondía o no a la historia o era un exceso de escrúpulos por mi parte; si alguien tiene la respuesta que me la ahorre.

De García-Valiño leí la novela "Las dos muertes de Sócrates", una recreación de la Atenas clásica que me gustó aunque no con exceso y me hizo ver con de forma diferente aquella atenas, los sofistas y en especial la figura de Sócrates, al menos ahora comprendo cómo hacer compatible la humildad de su apología con ser el maestro de Platón, el gran detractor de la democracia y germen de muchas ideas totalitarias.


Animado por esta experiencia empecé a leer la que parece su gran obra "Querido Caín", y la abandoné a las pocas páginas al empezar a intuir que la muerte del perro la había causado el niño. Nunca sabré las hondas reflexiones sobre el origen del mal que la novela contiene.....simplemente mi cobardía como lector me impelía a no continuar por determinados senderos.

Imagino que para ser un buen lector se debe ser valiente y no temer leer cómo matan un perro, muere un niño o leer escenas truculentas en unos urinarios con mendrugos de pan ... No soy por tanto un gran lector, pero al menos me ahorro pasar malos momentos. A veces me preguntan por qué no me gustan las películas de terror y contesto: porque me dan miedo..

Comentarios

  1. Me parece muy sugerente la idea de hablar de libros con los que uno no ha podido (o que han podido con uno, aunque no se si es lo mismo).
    Siendo joven leí un libro de relatos de Ana María Matute, "Algunos muchachos y otros cuentos". Y una de las historias me sobrecogió. Un grupo de niños de vagaba, aburrido, por las afueras de un pueblo y se encuentra a un perro vagabundo. Y para aliviar su tedio no se les ocurre otra cosa que apresar al pobre animal y ahorcarlo de un árbol.
    Horrible. No he vuelto a leer ningún libro de Matute. Ni lo haré en el futuro. Por muy buena que sea la escritora, que creo que lo es, aquel cuento hizo que no me vuelva a acercar a ella.
    Hay un libro de relatos de Joseph Conrad, "Freya la de los siete mares", en el que el autor cuenta en el prólogo que cuando publicó uno de los cuentos en un periódico le escribió una carta un lector quejándose de lo cruel que había sido con los personajes. El lector le decía que aunque fueran seres ficticios (fictos, diría Unamuno) no tenía derecho a maltratarlos de aquella manera. Conrad dice que durante semanas llevó aquella carta en el bolsillo sin saber qué responder. Pensó en ello largamente hasta que decidió relegar el asunto al cajón de tareas pendientes porque no llegaba a una conclusión.
    Como aquel lector de Conrad yo creo que hay un límite a lo que puede hacer dl autor porque llega un momento en que maltratar al personaje es maltratar también al lector que le está dando vida con su lectura.

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  2. Exacto, es maltratar al lector, al menos al lector que uno es.

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